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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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26-10-2010

 

 

 

 

En el estribo de Brasil

SURda

A. Louis

Este mes -en que en las tierras del ex Virreinato del Río de la Plata se conmemora el bicentenario de la Semana de Mayo, punto de partida del proceso que culminará con la independencia- el presidente Mujica ha reubicado estratégicamente la política exterior de Uruguay. En 24 horas ha formulado dos trascendentes apreciaciones: la primera en Buenos Aires, en la reunión de presidentes de la UNASUR, cuando al levantar el veto para la asunción de Néstor Kirchner como Secretario General de ella, explica que lo hace por “la unidad de América Latina” ; la segunda, en Montevideo, al recibir a Lula, expone que Uruguay adopta “la decisión política de viajar en el estribo de Brasil todo lo que se pueda” a compañando su crecimiento económico.

Propiciar la unidad de América Latina es un giro favorable, pues modifica la lógica de “patria chica” -heredada de los gobiernos blancos, colorados, militares, y el de Tabaré Vázquez- en la que Uruguay apareció acompañando de mala gana esa integración. Recuérdese que hace pocos años una revista brasileña comparaba la política de Uruguay con la del ganado descontento, que camina pegado al alambrado en la búsqueda de un agujero por donde huir. Sin embargo el Pepe, convencido de la necesidad de una Patria Grande, ha obrado en consonancia con la tradición de la izquierda, quitando las anteojeras que condenaba a Uruguay a proceder como Estado tapón. Los voceros de los partidos tradicionales, satisfechos con mantener al Estado tapón, dispuestos a tener “aliados” lejanos y no vecinos aliados, listos para aprobar Tratados de Libre Comercio atentatorios de la soberanía, presurosos por modificar al MERCOSUR retrotrayéndolo a la condición de simple acuerdo de zona de libre comercio, apurados por deshacerse del abrazo de la UNASUR, recibieron el gesto de Mujica de mala gana, aún reconociendo que servía para mejorar las relaciones con Argentina. Es una decisión valiente del gobierno que deberá profundizar, porque Uruguay todavía no ha aprobado el ingreso a UNASUR, para sumar su voto al de Bolivia, Ecuador, Guyana y Venezuela. UNASUR existe, pese a los alineados con el imperialismo y deberá consolidarse para afianzar la integración.

Más complejo de analizar, pero orientado en la misma dirección, es la afirmación de acompañar “en el estribo de Brasil” su crecimiento económico. El sistema capitalista, en grave crisis, presenta una situación inédita: una incuestionable hegemonía militar de una sola potencia, EE.UU. y una multipolaridad económica, que cuestiona y se opone a la unipolaridad norteamericana. El “BRIC” ( Brasil, Rusia, India y China) más la influencia regional de Irán o Sud África, explica la original situación en que todas estas potencias se oponen a la hegemonía militar (y si prosperase, también económica) de EE.UU.

Cuando se analiza a esas potencias intermedias, sabemos que son capitalistas. Siendo así indiscutiblemente, ¿por qué motivos las clases populares, y los militantes del socialismo, debemos apoyar la multipolaridad? Por razones tácticas (ganar las batallas de la guerra), para detener y derrotar al enemigo principal de los pueblos, el imperialismo norteamericano. Por las razones que nuestros antepasados apoyaron la alianza con potencias imperialistas contra la Alemania nazi, en su momento el principal exponente de la reacción y el belicismo. Por el motivo por el que MaoTse Tung promovió con el Kuomintang el Frente Unido Anti Japonés, contra el Japón imperialista y fascista. Por eso mismo, hoy Venezuela, Ecuador, Bolivia y Cuba patrocinan la multipolaridad.

Ir en el estribo de Brasil, supone acompañar a la principal potencia latinoamericana no sólo en términos económicos, sino también en los políticos y militares, con algunas precauciones. La principal es comprender que en la potencia líder regional, se vive una intensa lucha de clases, en la que los trabajadores y campesinos son aliados de los trabajadores y pueblos sudamericanos, mientras que, por ejemplo, la burguesía paulista no lo es. Es comprender que así como los países más débiles necesitan de Brasil, Brasil -inundado de importaciones indias o chinas- necesita de los otros países sudamericanos como mercados, y más allá de ello, como piezas insoslayables para la defensa de la soberanía continental. Ir en el estribo de Brasil es saber que será distinto con Dilma que con sus rivales. Ir en el estribo de Brasil, tácticamente es válido, teniendo en consideración que la estrategia de los trabajadores y las clases populares es la construcción del socialismo, para lo cual contaremos con la mayoría de los brasileños, pero no con los más poderosos.

 

 

 
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